Los especialistas barajan la teoría de que los ancestros del “San Fratelano” fueron familiares directos de los caballos orientales, los cuales fueron transportados antiguamente por los moros.
Sin embargo, lo que sí se tiene documentado es que este famoso animal es producto de las mezclas realizadas con los siguientes caballos: el “Lipizzano”, originario de Eslovenia, el “Nonius”, de Hungría, el “Marismeño”, de Andalucía (España) y, por si fuera poco, del famoso “Pura Sangre Inglés”, oriundo de Gran Bretaña.

Sin duda alguna es un caballo que ha sabido ganarse un lugar preferencia en el corazón de sus amos debido a sus aptitudes, entre las que figuran: excelente saltador de obstáculos (debido a su gran porte y destreza) y un elegante estilo (heredado de sus parientes cercanos los “Pura Sangre” de Inglaterra).
El “San Fratelano” es un caballo muy fiable, amistoso y muestra gran disponibilidad para realizar todo tipo de tareas. Igualmente, sabe interactuar con otro tipo de caballos, ello se debe especialmente a su carácter dócil, sociable, así como una personalidad vivaz. Este tipo de raza es ideal para los trabajos que se realizan en el campo o, si el dueño o la persona que lo monta lo prefiere, para una caminata al aire libre.
Respecto a las características físicas del “San Fratelano” se puede destacar el tamaño: mide entre los 156 y 166 centímetros de alto. El color de su pelo puede ser negro o bayo. La cabeza y cuello son fuertes y musculosas. Las extremidades son robustas y bien formadas, además, su contextura le da gran resistencia para las carreras que demanden gran fuerza y velocidad.