Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los gatos son animales sumamente limpios, por lo que muchas personas (entre las que me encuentro) opinan que no es necesario bañar al gato. Pero si eres de los que creen que si, hay que tomar en cuenta algunas cosas.
Lo más importante es acostumbrarlos desde chicos, más o menos a los 4 meses se les puede dar el primer baño. Si se acostumbran a vivirlo como algo no estresante, puede ser mucho más simple hacerlo.
En el lugar donde el gato apoye sus patas, hay que colocar una toalla o un trozo de alfombra, para que pueda arañar.
Protegerles los oídos es muy importante y eso puede hacerse con algodón y siendo cuidadosos de que no entre agua en los oídos.
El secado es clave. El punto es hacerlo muy bien con una toalla y luego con secador, el más silencioso que podamos, de esa manera evitamos que el gato se estrese.