Esta raza de perro, el Barbet, se extendió rápidamente por todo el continente dejando tras de si un buen rastro de genes que al cabo de los siglos, ayudaron a conformar razas como el caniche o como gran parte de perros pastores.
El Barbet es un perro audaz, vivaz y dócil. Le gusta nadar, chapotear y zambullirse en el agua. Es equilibrado y se siente muy apegado a sus dueños

No es miedoso ni agresivo, y como perro guardián sólo se limita a avisar la presencia de desconocidos en su entorno.
Esta raza se caracteriza por su pelaje grueso, denso, lanoso, largo y ondulado que lo protege del frío y la humedad, por lo que en principio era utilizado para cazar aves acuáticas. Los pelos del cráneo le tapan los ojos redondos y marrones que tiene. Es un perro robusto, fornido y algo alargado. Tiene las orejas implantadas bajas y son anchas, largas y planas. La cola la tiene un poco levantada, sin estar horizontal, formando un ligero gancho en el extremo.
Debido al denso y lanoso pelaje del Barbet es necesario desenredarle el pelo regularmente, sino es muy probable que se apelmace en placas por los constantes nudos que se formarán en su día a día. Ya de cachorro se le tiene que educar de manera firme o sino, de adulto, puede que se vuelva un perro muy dominante. Si el Barbet vive en la ciudad se tendrá que sacar a menudo y hacerle correr en grandes espacios, ya que posee gran energía que deberá gastar, lo ideal para su entorno sería tenerlo en un jardín.
La simpatía que tiene el Barbet hacia el agua hace que esté expuesto a enfermedades del aparato respiratorio, como traqueítis y bronco-pulmonías. Después de cada chapuzón, sería recomendable secarlo con un paño de lana seco. De igual forma es necesario el cuidado de sus oídos, ya que tiene predisposición a la otitis.