Los habitantes del pueblo de Panjiatun, en la provincia costera de Shandong, pensaron que el animal había huido tras la muerte de Lao Pan (68), ocurrida un mes atrás.
Grande fue la sorpresa al encontrarlo a un lado del último lugar de morada del anciano, quien hasta el momento de su muerte tenía al can como su único compañero.
Pese a los intentos por conducirlo a otro sitio para alimentarlo, el animal se niega a hacerlo, por lo que los pobladores le han construido una vivienda que lo proteja de la intemperie, además de llevarle diariamente su ración de comida.