Ahora de los 2.000 perros salvados in extremis sólo sobreviven unos 900 en el refugio de animales de Nakhon Phanom. La mayoría han muerto de enfermedades contagiosas, de hacinamiento en las pequeñas jaulas y también de hambre. Se han recibido donaciones por más de 900.000 euros para dar refugio y alimento a estos afortunados supervivientes. Pero los perros, acostumbrados a comer sobras de arroz, no aceptan los piensos perrunos. Muchos propietarios de perros desaparecidos visitan el refugio en busca de que su mascota.
Se pide que el partido mayoritario en el poder promulgue una ley prohibiendo el comercio de la carne de perro. Penas de cárcel para cualquiera que intervenga en el negocio de la carne de perro, pase de contrabando perros fuera del país o cometa cualquier acto de crueldad con los animales. Los perros abandonados que pululan por calles y templos de Tailandia contrastan con los que como mascotas conviven como uno más con muchas familias. La tradición hace que cuando alguien se canse de su perro lo abandone en el recinto de algún templo donde no dan abasto a tanto perro abandonado.
Cuando hay algún acontecimiento importante en Bangkok los perros vagabundos desaparecen de las calles. Se dice que son esterilizados y que más tarde los veremos de nuevo. Los amantes de los animales intentan mentalizar a los tailandeses para que vean en el perro al mayor amigo del hombre y un preciado animal de compañía. Pero entretanto miles de perros cruzan el Mekong para acabar en la mesa de un restaurante de Hanoi o de Saigon.
Existen también defensores de la carne de perro para la alimentación. Aducen que la rentabilidad de la cría de perros para el consumo es cuatro veces mayor que criar cerdos o gallinas. China es el número uno entre los países que consumen esta carne. En el menú de los primeros astronautas chinos figuraba entre otros un plato de perro de Huachiang. Durante los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008 se prohibió a los restaurantes poner en sus menús carne de perro para evitar el mal efecto que esto haría en la mentalidad occidental de muchos visitantes.
El pueblo suizo se escandalizó cuando supieron que el San Bernardo era la raza preferida por la calidad de su carne y por ello era criado en China. Pero los mismos suizos no parecen estar escandalizados cuando en el cantón de Sant Gallen y colindantes, la Hundefleisch es una “delicatesse” y se sirve en finísimas lonjas secadas como nuestro jamón serrano.
Aún está fresco el festival alimentario de Yulin Sanxi donde este pasado mes de mayo se consumieron 15.000 perros (sí, ¡15.000!) en los diez días que duró la feria. En Vietnam, y volviendo al principio de la noticia, se pagan por los restaurantes entre 15 y 30 euros por cada animal. Uno de los restaurantes famosos de Beijing es el Dog Meat King o Rey de la Carne de Perro. En Francia aún no hace un siglo existía también una “Boucherie Canine”
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