Pero esto no aplica en todos los casos. En primer lugar la persona tiene que querer tener una mascota, no hay que imponerla, como hemos visto más de una vez.

En segundo lugar la persona tiene que estar en condiciones de dar ese cuidado. Esto quiere decir que tiene que poder hacer frente a los gastos que esto implica, además de tener una condición física que lo amerite, o contar con la ayuda necesaria en ese sentido.
La elección de la mascota ideal para una persona anciana tiene que hacerse con mucno cuidado para que la experiencia resulte exitosa.