No es recomendable criar a los cardenales en una jaula. Estas aves necesitan un lugar amplio, con mucho espacio para sus movimientos y con la presencia de elementos vegetales. Aunque no es necesario un calentamiento especial, el alojamiento debe estar protegido de las corrientes, sobretodo en invierno. Puede ser conveniente cubrir el suelo del alojamiento con arena ya que a estas aves les gusta excavar el suelo para buscar pequeños insectos.
La dieta del Cardenal consiste de semillas, frutas, flores y bayas, ocasionalmente insectos y otros invertebrados. Como no existe un preparado especial para estos pájaros, el propio dueño puede prepararles una mezcla. Se puede misturar dos partes de alimento para periquitos y una parte de alimento para canarios. A esta mezcla se debe añadir alimentos verdes, frutas, panizo o insectos. Durante la cría hay que administrar yema de huevo para que los hijitos crezcan más sanos.
Los Cardenales suelen ser muy selectivos relativo a su pareja. Así, una buena crianza pasa por elegir a una buena pareja de cardenales. La puesta es de tres a cinco huevos que suelen presentar un color azul-verde con manchas negras. Las crías necesitan cuidados frecuentes de sus padres y son alimentadas por su padre con insectos vivos, por lo que hay que considerar no separarlos hasta que logren cierta edad.