
El especialista aseguró que en estos casos la similitud es buena, pues demuestra que el animal está bien conectado con su líder. “El perro que imita, es una mascota que respeta y confía en su amo. El humano debe retribuir esta confianza brindándole seguridad”, explicó.
Asimismo añadió que, además de la relación entre amo y mascota, también debe considerarse la personalidad marcada del animal de acuerdo a su raza o las experiencias que este último hay sufrido a lo largo de su vida. “Por ejemplo, el Rottweiler o Dóberman, genéticamente son agresivos y en sus casos, la crianza jamás podrá determinar sus conductas”, enfatiza.