Con el verano aparece el sol más a menudo y, lamentablemente para nuestros engreídos, también abundan las garrapatas. Estos bichos encuentran las condiciones favorables de temperatura y humedad para eclosionar sus huevos, más que en el invierno, e infestar todo a su paso.
Para poder reproducirse, la hembra necesita sangre y tu perro es uno de los hospedadores favoritos para ella. Y no se trata de higiene, ya que solo en un paseo por el parque la garrapata puede saltar al cuerpo de tu mascota y encontrar el lugar ideal para alimentarse.
Las zonas favoritas de las garrapatas son: las orejas, entre los dedos de las patas, cerca a los ojos, nuca y cuello, donde la piel es más fina y con mayor riego sanguíneo.
La garrapata transmite la ehrlichiosis. Chupa la sangre del animal e inocula la bacteria ehrlichia canis, que puede causar anemia y la muerte. Cuando la garrapata hace su hogar de tu mascota, pronto notarás que está cansado, deprimido, inapetente y hasta puede sufrir de hemorragias por la nariz. Si es así, llévalo de inmediato al veterinario para que inicie un tratamiento.