Según cuenta la dueña de la gata “Jingles”, Lisa Reichel, el roedor cayó de un árbol, ella la recogió y trató de alimentarlo con biberón, sin embargo el animal rechazó la leche.
Reichel dijo que no se le ocurrió mejor idea que juntar a la ardilla con su gata “Jingles”, quién recién había alumbrado a sus crías, y esta lo aceptó con total agrado. Ahora la gata protege a la ardilla y hasta le da de lactar.
LAS SEPARARÁN
Pese a todo el amor que le da, los expertos dicen que la experiencia con “Jingles” podría ser perjudicial para la ardilla.
“La ardilla considerará que la gata es su madre, y esto no es lo que queremos”, dijo Stephon Echagüe, director de un centro de rehabilitación para animales silvestres en CantonRep.
“Cuando crezcan se reconocerán como amigos, pero los gatos son cazadores de verdad y eso podría costarle la vida a la ardilla. Ella necesita estar con otras ardillas, saber que es una ardilla” agregó Echagüe.