Todo esto se remonta a la II guerra Mundial , John Fyódorov fue prisionero en un campo de concentración donde conoció a un perro quien se convirtió en su compañero fiel. Cuando salió libre, su pequeño amigo enfermó, sin emabargo el dinero que tenía John lo usó para ir a otra ciudad donde le ofrecieron un buen puesto de trabajo, algo de lo que se arrepintió toda la vida.
JohnFyódorov falleció este año, dejando una enorme herencia a Zhulik. Según el testamento, los dueños deben darle al perro un cuarto separado con televisión, su comida favorita y bañarlo al menos dos veces al día.