Los leones suelen cazar a su presa cuando hay poca luz, aunque, aparentemente es el resplandor de la luna llena el que les abre el apetito.

El periodo en el el que un humano es más propenso a ser atacado por un león se presenta en las horas que preceden al atardecer, especialmente un día después de que se presente luna llena. Este patrón se estableció cuando investigadores compararon los índices de ataque con las fases de la luna.