Al iniciar un ataque epileptico, a esto se le conoce con el nombre de “aura”, el animal se presenta inquieto y nervioso, y tiene temblores, no coordina bien y saliva mucho. La duración del aura es muy variada, puede durar de segundos hasta varios días.
Un segundo momento de la epilepsia en perros es el “ictus”, que representa el ataque propiamente dicho. Algunos minutos es lo que dura un ataque epiléptico, pero la intensidad es tanta que luego del ataque el perro cae desfallecido. Durante el ictus el perro hace movimientos involuntarios como patadas, remo y pedaleos, y puede llegar a hacer sus necesidades de manera completamente inconsciente.
Cuando ya el ictus pasa comienza el período “postictal”, y es el resultado del gran desgaste sufrido por el perro durante su ataque epiléptico. Se extiende por varios días, en que el can se muestra confuso e inquieto; normalmente sigue salivando excesivamente y en algunos casos puede hasta presentar ceguera. Para el diagnóstico de epilepsia en perros es imprescindible la opinión del veterinario, quien mediante la observación de los signos clínicos, y realizando exámenes físicos, hemograma completo, radiografías y hasta encefalogramas podrá llegar a una conclusión.